Yo un poco seducido por su voz ronca acepte esta curiosa invitación. En menos de dos minutos me tenía en una sala dos por dos, frente a un escritorio con dos vasos vacíos, unas galletas de agua y un montón de papeles.
Ella se sienta frente a mi, me muestra unos folletos y me hace una serie de preguntas sobre el contenido de los folletos, cuando termina esa encuesta abre un cooler y saca una lata blanca muy parecidas a las latas de Dharma de Lost, la mujer vierte el contenido color té y me lo da a probar, la bebida era buena, no era espectacular pero era pasable, califique espectacularmente el producto y me retiré del sucucho.
Cuando estaba esperando la micro sentí como si un acido me secara la garganta y una inyección me paralizara los labios, durante unos segundo pensé que la vieja me había envenenado y que todo esto de la encuesta era un tongo para poder matarme, después pensé quien podía estar interesado en matarme y además hacer un tongo para matarme.
Espero que la bebida cuando salga al mercado no tenga estos efectos colaterales que produjo en mí.