lunes, abril 02, 2007

Confesionario

Esto a todos nos pasa, cuando vamos al confesionario tenemos vergüenza de decir nuestros pecados, es común, no estamos preparados para ventilar nuestras debilidades. Pero el mayor susto no es decirlo si no que pensar que alguien ajeno a la confesión lo esta escuchando. Es por eso que uno adopta una voz, como si estuviera soplándole al padre una pregunta de prueba. Si tienes mala suerte y el padre te toco sordo, tienes que repetirle el pecado lo más rápido posible para que no diga en un tono elevado “que pecado dijiste”.


1 comentario:

José Ignacio dijo...

jajaja puta que me rei!

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